Temporada 18/19 - Fecha 3:
Misura Leyendas 2 - Namberwan 1
(Cancha 6)
Hace unos diez días un par de integrantes del plantel recomendó la serie Peaky Blinders, producida por la BBC inicialmente en 2013, ahora ofrecida al mundo a través de Netflix. Resulta, como dice IMDb, una joya.
En breve: se trata de un grupo de pandilleros, hijos de la Primera Guerra Mundial, golpeados por todo el contexto de la Inglaterra de aquellas primeras décadas del Siglo XX. Un infierno cotidiano. Se dedican al hampa, pero nunca se traicionan. Corrompen, pero son la demostración del estado corrupto. Tienen códigos y clemencia incluso con el enemigo. La violencia es un hábito aprendido por responsabilidad de otros. El fútbol, de vez en cuando, los roza.
En el fondo, la serie ofrece otra cosa: el absurdo de las consecuencias invisibles -o no tanto- de La Guerra, de las guerras.
Los tipos, la familia Shelby, van a fondo siempre. Y van siempre juntos. Y arriesgan el cuerpo por el compañero vencido, en problemas. Y discuten entre ellos. Pero ante la adversidad, se acompañan, se abrazan.
Son defectuosos, borrachines (escabian 100 veces más que en cualquier Tercer Tiempo del Misura); tienen una hermana comunista -Ada- a la que cuidan con todas las trampas del capitalismo; tienen una tía -Polly- que les sirve de consejo y de gurú, que los cobijó en los peores días.
Juegan a cuero, siempre.
Un poco antes de la recomendación, el Doc Ale -ese chaval que nos mejora el mediocampo con su juego; los Terceros Tiempos con sus palabras; y los Asados con sus manos- me explicó que no se dice "hasta la pija", que corresponde decir "hasta el pingo", como en el Santiago del Estero que lo vio nacer.
"Hasta el pingo", suena mejor.
Y eso significa ofrecer todo. Dar todo. Entregar todo. Que el partido que jugamos, más allá del resultado, nos deje vacíos. Como los Shelby, quizá, lo llenaremos de escabio ese vacío ya en el Tercer Tiempo.
///
Todo ese espacio de introducción es para decir exactamente una cosa: estamos jugando hasta el pingo. Definitivamente.
Entendimos que el equipo es de todos. De los que juegan muy bien, de los que juegan más o menos y de los que somos unos maderas. Y que cuanto más ofrezcamos desde el lugar de cada uno -en el marco de cada posibilidad personal, de cada momento, de las circunstancias- mejor será la construcción colectiva.
Ascendimos. Fuimos bravos en la Copa de Campeones. Ganamos el Desafío Interdivisional. Ahora, jugamos contra dos equipos de VA en la +35 fusionada, sacamos cuatro puntos. Toleramos ausencias, lesiones múltiples, azar desfavorable, un arbitraje ridículo (el inicial), complicaciones personales. Y ahí estamos. Ya en el Top 4.
///
Hablemos del juego:
-Quedó claro que es El Equipo de Todos. La figura de la cancha, el jugador más influyente fue Gagge. Se bancó mil partidos de suplente. Ahora, en otro partido picante, ofreció una asistencia para el golazo de Gonza, hizo el gol decisivo sobre el final y se aguantó una patada tremenda que valió una roja ajena.
-Nuestro arquero y nuestra dupla central meterían en el Top 4 a cualquier otro equipo. Nos van a meter a nosotros.
-Nos faltó brillo. Claro. Quizá nos siga faltando. Pero hubo algunos destellos. No es poco.
-La pelota parada tiene que ser un fuerte constante. Tenemos todo lo que hay que tener. Excelentes pateadores, gente más alta que el resto, valiosos cabeceadores y tipos pillos para los rebotes. Cada pelota parada tiene que ser una situación de gol.
-Se celebra la voluntad de todos para la polifuncionalidad. Rescato, sobre todo, las actitudes de Laucha y de Gonza en tal sentido. Hermosura y generosidad al servicio del equipo.
///
Que lo sepan todos:
Vamos HASTA EL PINGO, como los Peaky Blinders.
///
Goles: Gonza, Gagge.
Premio Maradona: Gagge.
Premio Sócrates: Pancho, Mario, Bruno, Kar.
Premio Doval: Lobo, Ale, Walde, Chipi, Catriel, Kar, Oscar, Franco, Santiago, Gagge, Ocón, Laucha, Gonza.
El Equipo: Oscar, Grazio, Lobo, Franco, Imol, Gagge, Ale, Laucha, Santiago, Gonza, Negro Albores, Chipi, Catriel, Ocón, Pancho, Walde. Más: Mario, Bruno.
Entradas
