jueves, 30 de abril de 2020

Definamos Misura

Los Cánovas, una familia con ADN misurense. Gonza, el más chico, que es un gigante que no falla nunca. Diego, El Mariscal del área, el cabeceador implacable. Rodri, el goleador que ya superó los 400 tantos. Y todo el piberío, que ya se quiere vestir de azul.

Por Gonza

Qué difícil resulta definir un equipo de muchachos que hace 27 años se ponen la misma camiseta cada fin de semana. Para algunos es una locura. Para nosotros, también.

Esto quiere decir que tenía 13 años y ya estaba loco. Frío, zapatillas mojadas, escarcha; titiritaba paradito al lado de la cancha cuando filmaba (grababa para decirlo bien; eran tiempos de otras tecnologías) a estos pibes mientras ellos jugaban. Y yo, ahí, junto a papá Pepe, muertos de frío, justo frente al Río de la Plata, en plena Ciudad Universitaria.

También hubo jornadas de calor según la época del año. Por momentos me olvidaba de mi tarea y salía algún que otro insulto (al árbitro, claro) o gritaba los goles, con el movimiento de imagen que eso significaba en la Panasonic de aquellos días, hoy ya retirada.


MiSURA -así, con mayúsculas- es esa locura que me acompaña desde chiquito hasta esta locura actual, a mis 40. Esperar el día y el horario del partido para, recién después, organizar el fin de semana. Significó esa ansiedad de entrar a la UBA para poder formar parte de “esto”.


Hubo lesiones, golpes, roturas, tristezas, amarguras, calenturas… Pero también emociones y alegrías. Levantarse temprano, demasiado en varias ocasiones. Cortar reuniones familiares a kilómetros de distancia para ir hasta Ciudad Universitaria, jugar y volver.


Significó encargarse, en su momento, de los carnets, juntar la planillita firmada por todos, ir a pagar (¡ah sí! pagamos para jugar), buscar jugadores a último momento y todos los etcéteras que caben en un equipo amateur capaz de sostenerse tanto tiempo, casi siempre con las mismas caras, los mismos amigos. Todo aquello que muchos saben cuando se trata de jugar en equipo.

///

Una foto para enmarcar. La línea fundadora, en escena: Walde, Grazio, Pancho y Rodri.


Hoy y ya hace mucho tiempo, quien además es DT, Coach, creador de este Blog (párrafo aparte vale mencionar que, quien escribe, en su momento, estuvo a cargo de la primera web oficial del equipo,  con reportes semanales detallando lo sucedido en cada partido) es quien se encarga de tooooda esa gran tarea. Fechas, horarios, buscar jugadores, armar (o desarmar) el equipo… Y no juega salvo necesidad de urgencia u ocasiones especial.

Hay que reconocerlo, hoy no lo haría; o por lo menos no con semejante empeño. Aunque cuando tenía 13 ya hacía locuras… Todo esto también es MiSURA. Y hablando de este muchacho, el Coach, nos hemos llevado bien, más o menos, mal, nos hemos puteado y lindo, hemos llegado al momento más crítico de “irnos casi a las manos” (un par de empujonazos no califica como piñas), ha posteado una gran publicación de la historia del equipo y ni me mencionó (ojo, posteó muchas otras y con gratas consideraciones hacia mi persona), y aquí estamos. Seguimos pateando para el mismo lado.

Eso, sin duda, es MiSURA. Todo eso.

///

Mención aparte, y pido disculpas al resto del equipo, merece el sentimiento especial que se siente jugar en el mismo equipo de tus hermanos. ¿Vieron lo que se siente al gritar un gol? ¿Esos abrazos? Esa emoción, alegría inmensa. Cuando es con tus hermanos se eleva a la infinita potencia. El MiSURA también se define como eso. Ojalá lo podamos repetir pronto esas sensaciones. Que esta maldita cuarentena se acabe y todo eso regrese.

MiSURA son los Asados (claro, con mayúscula inicia). Juntadas. Terceros Tiempos. Reunir a la familia fuera de la cancha. Hoy en día las mujeres, hijas, hijos, sobrinos; hasta las mascotas han ido a ver al MiSURA. Es lograr que mamá Marta haya ido una vez a vernos (ganamos por cierto). Es llevar la camiseta cuando te vas de vacaciones para, simplemente, sacarte una foto con el León en el pecho. Y hasta en la luna de miel. Es ese recuerdo del gran momento que me hicieron pasar cuando en la fiesta de mi casamiento se aparecieron todos con la camiseta puesta. Emocionante.


MiSURA es ser el 5; pero también el 8 o el central. O ir arriba y, de ser necesario, atajar. La cosa es entrar, estar, jugar. Es mantener una base de amigos hace 27 años, a la cual se fueron sumando otros tantos muy valiosos que sin darse cuenta ya llevan una década, un lustro, mil vivencias. Seba, Lupe, Laucha, Ale, Faldu, Chipi, Oscar, Lobo, Pela, entre tantos que seguro omito. Y ahora la Banda de Munro, con Piku a la cabeza, con Naza como nuevo protegido del DT. Se han ido, han vuelto, pero los que se quedan, los que estamos, todos llevamos la sangre de El Azul. Orgullosos.

Entonces, ¿cómo definimos al MiSURA? No se puede abarcar del todo, es esto que cuento. Incluso, un poco más. O mucho más. Pero si nunca pasaste por el equipo ya sea jugando, mirando o alentando nunca lo vas a saber. Te lo perdés. Te lo aseguro.