René Houseman es una inequívoca gloria de la historia del fútbol argentino. Fue crack de Huracán, se destacó en la Selección, ganó el Mundial en 1978. Sobre él se escribieron libros, se gastaron adjetivos, se proyecta un monumento, lo evocaron en una publicidad reciente. Le decían El Hueso; también El Loco. Vivía en el Bajo Belgrano, cerquita de donde comenzó a forjarse el Misura. Tal vez por eso, la afinidad inmediata. Su gesto de compartir el momento, de darnos la posibilidad de ser el
Campeón Lúdico en el Fútbol Callejero. Y sobre todo de convertirse para siempre en El Mejor Suplente de la historia del Misura. Sí señores, René, El Hombre Casa, también es nuestro superhéroe.
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