Por Walde. El sábado volví a mi casa, después de la derrota, un poco lastimado. Me dolía el tobillo derecho. Lo vi -ya relajado, ya bañado- y estaba decididamente preso de una hinchazón insoportable. Y en ese momento se me ocurrió escribir esto. Me pasó por compartir un equipo con tipos con los que, más allá del resultado, da gusto jugar. Me encanta ver la cara de Catriel llena de barro, después de meter y meter. Me agrada esa tenacidad de Santiago para ir y venir, a pesar de todo. Me tranquiliza observar que al costado están Gonza y Diego, la mejor dupla central que puede ofrecer la UBA. Quiero siempre en mi equipo a Pancho y a Grazio, porque representan en todos los rubros el espíritu del Misura. Es una tranquilidad saber que arriba -siempre- va a estar Rodri para garantizar peligro para los rivales. Celebro que el tucumano Juan Pablo cada día sea más intenso para recuperar y para jugar todo lo que sabe; y que Julián -guapo arquero- esté cada vez más involucrado con esta historia. Me recontracabe que Lucas se convierta en el líder del mediocampo, que ordene, que piense, que esté. Me hace sentir fuerte contar con Seba -uno de los tipos con más huevos de todo el torneo- en el grupo. Muchachos, amigos, señores, sépanlo: es un gusto que el tobillo no esté bien por haber compartido este partido con ustedes. Apenas, gracias. Todo eso.
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