miércoles, 23 de julio de 2008

Grazio, símbolo y espejo


Grazio es, además de un integrante fundacional del Misura, uno de los que más partidos jugó con los diversos colores del equipo (desde la camiseta del Sanro, el rojo inaugural y la simil Inter en blanco hasta la actual versión azul). Se trata de un símbolo inequívoco de la estirpe misurense. Desde que era un arquero invicto en fútbol cinco hasta esta versión de mediocampista feroz, pasando por sus días de delantero, con aquella pelota dividida frente a Paton Urich como emblema, en el Master 2005, a modo de reedición de las disputas colegiales.

Ver jugar a Grazio tiene un valor simbólico relevante, una suerte de mensaje: se puede jugar bien, regular o mal, pero el deseo de estar, de meter, de participar jamás se negocia. Tampoco la generosidad. Llega temprano, se compromete, está siempre, ofrece variantes en cuanto a su ubicación en el campo y hasta tiene la delicadeza de dejar su lugar para que todos puedan jugar. Está claro: Grazio no va a Ciudad Universitaria a correr un rato; él quiere ganar y festejar abrazado a sus amigos. Y eso lo hace importante, imprescindible dentro del equipo. En definitiva, lo convierte en un espejo para el resto.